domingo, 10 de junio de 2007

Los niños están saltando sobre la acera

Los niños saltan sobre acera, quizás para pasar el tiempo, para que la rana cure las heridas, a pesar de que nunca lo hará, porque las heridas que se las hizo su mamá, son tan profundas que les llegaron al corazón de tal forma, que por más que pasen los años nunca van a cambiar los niños, los mismos que odian su mamá, por ser como es, por ser tan violenta, por gritar e insultar tanto, por no preocuparse por ellos, porque ellos están siendo utilizados para tantas acciones bárbaras, pero normales, porque ya todos se acostumbraron, pero los niños no, a los niños no les gusta quitarse la ropa, no les gusta tener sexo con su propio hermano, no les gusta tener sexo con el camarógrafo, no les gusta utilizar objetos, lo que les gusta es jugar en el piedroso patio de su casa, quizás con los vecinos pandilleros, que escuchan música satánica, que parecen vampiros, porque salen a chupar sangre sólo en la noche, cuando pueden caminar por entre los oscuros árboles, porque los faros siempre están dañados, ni porque uno ruegue al municipio viene a cambiar los focos, que tienen años, más años de los que tiene la mamá viviendo ahí, que son casi diez, los mimos del niño mayor, que está brincando sobre la acera, pero que ya mismo tiene que irse con una señora, que le pagó una sota por tener al niño, pero que lo utiliza para conseguir mucho dinero, haciéndolo vender caramelos, pero el dinero se lo queda ella y no le da ni un centavo al pobre niño, hermano mayor de los cuatro hermanos de los cuales, al segundo le hacen bañarse de gris, para que en un semáforo pida centavos, mientras el tercero pide caridad acompañado de un incapacitado veterano, mientras el último amamanta de la teta de su madre, mientras el ilegítimo padre se acuesta con una mujer diferente cada noche, porque prefiere gastar el poco dinero ganado en cervezas, moteles y mujeres, de entre las cuales enamoró a una, la cual le dio el último niño, el cual el negó, porque honor, por honor a su adulterio, el mismo que años más tarde por un marido celoso lo mataría por una botella rota cruzada en el cuello. Los niños saltan sobre la acera, quizás para pasar el tiempo, quizás para despejar su mente de la condena, que en poco tiempo vendrá a buscarlos para llevárselos al centro de la ciudad a cumplir su condena, la misma que de sus mentes no saldría sino, quizás después de su muerte, la cual no pasaría sino dentro de mucho años, muchos años, muchos más de los que llevan viviendo ahí, en esa casa más fea que la madre, porque la construyó con dinero robado de su hermana o quizás de su marido ya muerto, porque se casó con él sólo por su dinero, que por cierto era bastante, pero que era mal obtenido, porque aquel hombre era ladrón y estafador, que le encantaba verle la cara de cojuda a su madre, ya que le encantaba sacarle plata dizque para comprar libros y útiles del colegio, de la universidad, del trabajo, pero en realidad lo gastaba en cervezas, apuestas y cartas, para no pagarle a su mujer ni a sus tres hijos, que están saltando sobre la acera, pero que si lo seguían haciendo, ya mismo saldría la vecina de al frente a pegarles una buena puteada por andar haciendo bulla, pero ella los insultaba porque le caía mal la mamá, ya que en todo el vecindario la gente hablaba mal de ella, no por caía mal, sino porque era la verdad, porque acosó al verdadero padre los niños y después de haberse acostado con él, lo mató ahogado con una almohada con olor a semen, pero lo mató, porque el quería hacer con ella cosas que no eran humanas, cosas que a ella le daban asco, pero que para la mamá de los cuatro niños que están saltando sobre la acera, era algo común y corriente, tan normal como gritarles a los niños para que se callaran, para que dejaran de estar jodiendo la vida, casualmente gritó al mismo tiempo que la vecina de al frente, por lo cual la mamá insultó que a sus hijos sólo le gritaba su madre o sea ella, pero la vecina era belicosa, y no la iban a dejar nunca con la pica de ser vencida, así que salió de la casa, para irse de puñete con la madre, al mismo tiempo que una señora llegó a buscar al hijo mayor, pero la madre dijo que no jodiera, que tenía que arreglar un problema con una zorra puta, pero la mamá recibió el primer puñete, y ahí terminaron las tres, clavándose en el suelo, la una por gritar a los niños, que están saltando sobre la acera, la otra por defender su orgullo y la otra por no dejarse insultar.

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