miércoles, 15 de julio de 2009

Poema L

A Catherine


Nubes en el cielo, desapareced:
sus formas es el regalo que me dio.
Césped creciente, morid:
ay, un día, ahí, nos dormimos,
aves sopranos, anunciad:
el inico de la desgracia.

Vuelan imágenes desesperadas
en la tierra desconocida
de una mente, árida y vacía.

Tu recuerdo en presencia excede,
mientras existes en la ausencia,
y pensar para no pensar,
continuo pensando más.

Tu recuerdo de mí abusa
mas tu existencia escapa.


Huyo y a la vez persigo
ese espontáneo momento
del beso exagerado,
del tierno regalo:
un globo, una flor,
un paseo por el lago.
En la calle, un abrazo,
a la familia, presentados,
en el colegio, escondidos,

es la ilusión de una llamada:
mi espera eternizada
en el olvido consumado
por volátiles miradas.



Busco una respuesta en el rincón
de los objetos, perdidos en el tiempo
y sin más razón que el mortal silencio
encuentro la lágrima caída
abandonada, y sumergida en el dolor
de las grandiosas víctimas
postradas, arrodilladas, sumisas
ante la orden superior para huir
del presente y sus continuas mentiras.
No logrará más que condenarme
a nadar en la tormentosa ría
de recuerdos sofocantes (y admirables),
de recuerdos asesinos (en serie),
pero que le dan luz a mi alma,
una lejana y distante esperanza
de que a mis brazos volverás
y permanecerás... que nunca te irás


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Ay, esos labios,
en mi mente, inmortales, aún
de mi lado h uyeron, por siempre
hacia donde no hay lugar,
y no por propia decisión
más por obligación.
Sin aviso de huida.
Sin aviso de retorno.

Pero te esperaré...
porque sé lo demasiado,
lo suficient e como para enamorarte
las veces necesarias y demás,
lo demasiado para chantajearte,
lo exagerado para ser tú mismo,
lo abundante para no olvidarte:
ni antes, ni ahora, ni en el fin,
y no me iré, y no moriré
sin saber lo mínimo posible
de ti.

Aunque los perros ladren, no te irás.
Aunque las flores mueran, te quedarás.
Aunque los ángeles pequen, me besarás.
Me matarás en deseo y placer.
Yo tan sólo diré ante ti:
"Haced de mí lo que necesario fuere."

Y saber de ti, tanto, me atormenta
y no saber de ti: tu lugar
me atormenta y me destruye aún más.
me tortura, me asesina, me mata,
me grita y me insulta,
me sofoca.

Lo único que puedo hacer y hago
es ensimismarme y sufrir,
sufrir en lo dentro de mí
y sonreír para afuera.


Y en el hombro del amable,
no he de demostrar
la sensibilidad de mis ojos,
sino con el dedo apuntar
al culpable
y odiarlo, repudiarlo,
pero ningún verbo
satisfacerá expresar,
el odio que siento.



Ay... ay de su odio.
Pero más, ah, de mi amor,
¡tanto amor!
que fue separado
y destruido
luego arreglado
y destruido
sin ser vuelto a reparar.

¡Ah!, ese odio
al fin muerto
en el más allá
por lo desconocido,
¿Justo?
¡Justo!

Injusta la vida
Justa la muerte

No te dejaré ir
al menos de mi recuerdo
eso lo sé.
Ni la muerte, ni la vida
se llevarán tu alma
porque me perteneces
desde, y para siempre.

¿Me entiendes?
¡Para siempre!


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